
De pronto, los niños se habían ido a jugar una pichanga, pero Roy les tenía preparados unos juegos típicos, tirar y saltar la cuerda, carreras, volantines, allí todos participando, niños, jóvenes y adultos, luego paseos a caballo, los adultos a cantar karaoke, fue divertidisimo ver como se dedicaban canciones entre mis cuñados, mis suegros cantándose canciones y bailando, comenzaron cerca de 14 cantado, con un animador incluido, luego fueron quedando menos, que cantidad de canciones, a todos nos hicieron cantar, claro que algunas no querían soltar el microfono, lo pasamos genial y yo que no quería ir, pero fue uno de los mejores días que he pasado. Luego una once campestre con empanadas y queque incluido, una breve sobremesa y volver al karaoke hasta cerca de las 10:30, de allí a tirarse a la cama, cansadisimos. Nos faltaba el 18 todavía y ya estábamos reventados.
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