Eran
las tres de la tarde y comenzaba a caer una suave llovizna en aquel frío día de
comienzos de primavera, cuando estacione el vehículo en la afueras del colegio
de mi hijo, en el preciso instante en que se abrían las puertas y un mar de
niños de todas las edades corrían desaforados, empujándose unos a otros para
ser los primeros en salir y tomar el primer lugar para comprar papitas fritas
en el carrito de la esquina.
Entre
todas esas cabecitas, sentí unos ojos que me observaban, trate de agudizar mi
vista para poder distinguir quién era, de pronto, vi esos hermosos y grandes
ojos pardos que me sonreían, era Andrés un compañero de mi hijo desde primero
básico, ahora estaban en séptimo, ya con doce años, convertidos en unos
adolescentes con insipientes espinillas en sus caras, cambiando su voz, ya no entretenían
con andar en bicicleta o jugar a la pelota, como hasta un par de años
atrás. Muchas veces al llegar del
trabajo, encontré en casa a un par de compañeros de mi hijo en ella, quienes al
escuchar mi voz, corrían a la mesa a tomar lápiz y cuadernos para hacer como
que estudiaban o hacían sus tareas, como si yo no hubiese tenido nunca su edad,
sabía con certeza que habían pasado toda la tarde jugando en el computador o
con el último juego del play station que se habían conseguido.
Desde
hace algunos meses, Andrés ya no estaba
en mi casa, me extraño en un principio porque, después de siete años en los
cuales todos los viernes estaba allí, de pronto no volvió más, pregunte a mi
hijo y me dijo - mami lo que pasa es que el Andrés tiene otros amigos ahora-,
no le di mayor importancia al tema.
Aquel
día, Andrés se acerco y me saludo con un: - Hola tía-, sin esperar mi respuesta
salió corriendo hacia otros chicos que lo llamaban, subí al auto llevándome no
solo a mi hijo sino que además a unos compañeros que viven cerca de nosotros,
de reojo vi que se decían algo entre ellos sin alcanzar a escuchar que
era. Al dejarlos en sus respectivas
casas, le pregunte a mi hijo de que tanto hablaban, pero él cambio el tema
diciéndome que se había sacado un 6 en su prueba de Sociedad. No insistí en la pregunta porque al final
pensé, que eran temas de niños.
Luego
de tomar onces, pregunte a mi hijo Felipe, como le había ido en el colegio, el
solo dijo: - normal-, porque pensaran los chicos que con esa palabra está todo
dicho y que uno sabe lo que es "normal" de acuerdo a lo que ellos
interpretan, de ello no pude sacarle palabra alguna, porque se puso a leer un
cuento para la prueba del día siguiente.
Me quede observando por largos minutos a Felipe, pensando en que momento
todo cambio entre nosotros, hasta hace un año atrás, me contaba detalladamente
todo lo que había hecho durante el día, no voy a negar que de pronto llegaba
cansada a casa después de un largo día de trabajo y que mas de alguna vez
después de un par de horas de escucharlo, mi mente estaba pensando en lo que me
deparaba el siguiente día. Mi hijo ya no
era aquel bebe, se estaba convirtiendo en un adolescente a pasos agigantados,
estaba más callado, menos comunicativo, había que sacarle las palabras, como
diría mi abuelita, con tirabuzón. No
puedo quejarme de él, trae muy buenas notas, pero esta distinto, mas grande,
mas independiente, en fin.
De
pronto, Felipe levanto su carita y me dijo: - Mamá, me gustaría cambiarme de
Colegio, no quiero seguir ahí-, mi sorpresa ante sus palabras fue mayúscula,
nunca pensé escuchar de su boca esa palabras, él adoraba ir a ese Colegio,
todos sus amigos estaban ahí, incluso hasta en vacaciones la casa pasaba llena
de niños, no podía entender sus palabras, luego de la sorpresa que me produjo
le pregunte: -¿Te paso algo?, ¿Tienes algún problema?-, él me miro y dijo:-No
Mamá, solo me gustaría ir a otro Colegio-, no dijo ni una sola palabra mas y
volvió a su cuento, trate de que dijera algo mas pero no pude sacar otra
palabra de su boca.
Pasaron
los días y no podía sacarme de la mente lo que Felipe me había pedido, él
estaba cerrado con el tema y aunque trate de hablarlo varias veces, no obtuve
respuesta de su parte.
Algunos
días después, asistí a reunión de apoderados del curso de Felipe, como todos
los meses, pensé que se trataba de la entrega de notas mensuales y de
actividades que había programado el Colegio para el siguiente mes, pero no fue así,
el Profesor Jefe estaba informando ante la mirada atónita de todos los
apoderados, que habían detectado consumo y tráfico de cocaína y pasta base en
el Colegio, nadie podía creerlo, todos sin excepción tratábamos de hacer preguntas:-¿quiénes
eran?-, -¿fue en este curso?, en fin, pero el solo nos dijo que había una
investigación de la PDI y que seguramente nuestros hijos nos contarían algo,
pero nadie pudo decir que sabía de que se estaba hablando. Luego de eso, no preste atención a ninguna de
las actividades que señalo el Profesor, lo único que quería hacer, era correr a
casa a hablar con mi hijo Felipe, los minutos se me hacían eternos, fue la
reunión más larga que había asistido, aún cuando duro lo mismo que todas las
anteriores.
No
me dí cuenta, cuanto me había demorado en llegar a casa, ya ahí, me senté
frente a mi hijo y le pregunte por el tema, él trato de evadirme, hasta que
luego de tanta insistencia y decirle que si sabía algo y no me contaba, no había
computador ni play station por varios meses, me dijo:- Mamá, es el Andrés, pero
por favor no digas que yo te dije, porque si no me van a decir que soy un soplón-,
lo abrace y le dije que me contará todo, que yo no le diría a nadie lo que él
me contase. Felipe me conto, que hace un
par de meses atrás, cuando Andrés aún visitaba nuestra casa, un día llego con
una bolsita con un polvillo blanco, era poquito, él se lo había visto al
caérsele del bolsillo de su pantalón y le había preguntado, porque andaba con
polvos talco en sus bolsillos, si era para ponerse en las zapatillas luego de
las clases de Educación Física, y todos los demás niños lo habían molestado
diciéndole que seguramente ni el mismo se aguantaba su olor a pies, Andrés se
había reído, diciéndoles que ellos no sabían nada de nada y que solo había ido
a casa solo para decirles que tenía otros amigos y que él estaba grande, así
que no se juntaría mas a jugar juegos de niños; todos ellos pensaron que se
Andrés se había enojado porque ellos lo habían molestado, pero no había sido
así, ya que desde ese día, Andrés no se junto mas con ellos, andaba en el
recreo con chicos de cursos superiores y cuando los niños se acercaban, él los
ignoraba, hasta que hace una semana atrás, al fondo de la cancha de futbol, lo
habían visto con el mismo grupo de amigos con los cuales Andrés ahora se
juntaba, recibiendo una bolsita pequeña con talco en su interior, él la había
tomado y rápidamente la guardo al verlos acercarse, en ese instante, los habían
visto los amigos de Andrés, el más grande de ellos, les había dicho con tono
amenazante:-¿qué andan sapeando cabros chicos?, cuidadito con abrir la boca-,
Felipe y sus amigos se asustaron mucho, por eso cada vez que se cruzaban en el
patio con ellos, corrían rápidamente a otro extremo del colegio, esta situación
se repitió varios días, durante los cuales miraban disimuladamente el ir y
venir de Andrés en el colegio, lo veían reír
con otros chicos más grandes, comprar muchas cosas y para todo su nuevo grupo
en el kiosco del colegio y a la salida de clases, alejarse con ellos.
Un
día antes de la reunión de curso, estaban todos formados para el inicio de las
clases, cuando de pronto, había llegado un grupo de detectives quienes
conversaron con un par de Profesores, luego los hicieron entrar a clases,
diciéndoles que permanecieran allí, ninguno de sus compañeros le dio demasiada importancia a ello, salvo
Andrés, quién se puso muy nervioso y acercándose a Felipe, le había dicho:- ¿oye,
me puedes guardar un ratito mi mochila, que voy al baño y no quiero que me la
saquen los chiquillos?- y sin esperar su respuesta se había escabullido por la
puerta de la sala, segundos después había entrado el Profesor con dos
detectives, quienes les dijeron que venían a darles una charla informativa
sobre el peligro de las drogas en los estudiantes y sus consecuencias, les
habían pasado unos folletos y unos videos, estaban en eso cuando de pronto
comenzaron los murmullos y las miradas a hurtadillas en la sala, las imágenes
que mostraba el video se parecían mucho al polvo talco que le habían visto a
Andrés, terminada la presentación el Profesor les había preguntado si alguno
conocía algún tipo de droga, ninguno contesto, el curso como nunca estaba en
silencio, entonces uno de los detectives les dijo:-solo queremos que estén
atentos, que se cuiden mucho y cualquier cosa que ustedes vean, cuéntenselas a
su papás-, luego se fueron.
En
el recreo, todos los niños conversaban del tema, algunos dijeron que se habían
llevado a unos alumnos de educación media detenidos, porque los habían
sorprendido con droga, esa misma droga que Felipe y sus compañeros pensaban que
era polvos talco, de Andrés no supieron más.
Cuando
Felipe termino de contarme, me quede en silencio, luego lo abrace y le dije lo
mucho que lo Amaba, mientras mi mente pensaba en todos aquellos años en que
Andrés compartió en casa con mi familia todos los viernes, en como un niño
estudioso y cariñoso cambio tanto, en sus padres, en su familia, en todo, en
como los adultos estamos tan inmersos en nuestro trabajo, en nuestros
problemas, que sin darnos cuenta descuidamos lo más importante que tenemos,
nuestros hijos y no nos damos cuenta que algo les está pasando.
Desde
ese día, comencé a llegar más temprano a casa, compartir mas con Felipe, él
comenzó a contarme sus cosas y yo a escucharlo atentamente, estoy ahí para él.
Ya
han pasado, varios años, Andrés no volvió al colegio, algunas veces lo vi en la
plaza con otros jóvenes, él me veía pasar y agachaba su cabeza, se veía
delgado, desaseado, con ojeras grandes y ojos saltones, ya no eran aquellos
hermosos ojos pardos de su niñez.
Hoy
Felipe llego temprano de la Universidad, ya está en segundo año, se acerco a mí,
me abrazo y me estampo un beso en la mejilla, se sentó en el sillón y comenzó a
llorar, como lo hacía cuando niño, me acerque a él y lo abrace, luego de unos
minutos me dijo:-Mamá, me siento tan triste, tengo tanta pena, Andrés murió,
desangrado en la calle, afuera de su casa, me siento mal, porque era mi amigo y
yo no pude ayudarlo nunca, solo me aleje de él-.
Andrés
solo tenía 20 años cuando falleció, en un riña callejera fue asesinado por un
drogadicto del sector, nunca supe que le hizo llevar esa vida, me hace sentir
mal el pensar que mas de alguno de nosotros, en los que me incluyo, tal vez
pudimos hacer algo por él, no sé qué, pero algo y no lo hicimos, lo dejamos
solo, cuando aún estaba a tiempo de salir de ese oscuro camino que eligió en
séptimo año, ni sus amigos de infancia, familia ni el colegio supieron cómo
ayudarlo. Me siento culpable por ello,
por no haber sido más humana, más solidaria. Hoy miro a mi hijo y veo lo afortunada que soy
por tenerlo, pero también pienso en Andrés.
NOTA. Este es un cuento que escribí en septiembre del año pasado, para un concurso literario del CONACE, obtuvo el 2° Lugar.
1 comentario:
Festejar la esperanza es hermoso!!!!!
Felices Pascuas !!!!!!!
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