jueves, agosto 16, 2007

Entre rieles y victorias. Rememoranzas del pasado...

Recuerdos borrosos llegan a mi mente de aquel tiempo cuando aún no pasaba de los 4 años, muchas cosas se han olvidado en el tiempo, pero este ha permanecido en mi memoria durante toda mi vida.

No se si puedo decir que fue la época mas feliz, porque estaría siendo injusta con muchos momentos de mi vida, pero si puedo decir que es una de las épocas en las cuales estaban mis abuelos maternos y paternos junto a nosotros, y eso lo hace muy especial para mí.

También puedo decir que en aquella época solía despertarme con el pitazo del tren de carga que pasaba a pocos metros de casa, no podía ser de otra forma, porque la casa que compartiamos con mis abuelos quedaba en el recinto de la Estación de Quillota, demás esta decir que provengo de una familia de ferroviarios y que estoy orgullosa de ello.

Todos los días salíamos de casa a ver el tren pasar, ese tren que echaba humo y que nos hacia soñar con los tiempos de los vaqueros a mis hermanos y a mi, al tren expreso que pasaba tan rápidamente que no alanzábamos a correr con nuestros piecesitos pequeños para poder verlo completo, sino que siempre veíamos solo la cola de este cuando se detenía en aquella Estación que tanto ha significado para muchos de nosotros.

Cada 15 días llegaba mi papá, allí sabia que teníamos que portarnos bien porque sino mi papá se enojaría con nosotros, siempre nos traía esos calugones de leche que ya no se hacen, las tortitas de chillan y un sin numero de golosinas, recuerdo también, que siempre me llevaba de compras, no se si era porque a mi me gustaba tanto estar con él o porque yo era muy hostigosa y no lo dejaba salir sino me llevaba, así que para mi era costumbre salir con mi padre al centro de Quillota, ese Quillota que ya no existe, donde la parada obligada eran dos, comerme una gigantesca copa de helado con crema en el Da'Carlo y pasear o mirar las victorias que ya no están.

Como añoro esa época, en que mi padre estaba bien de salud, en que estaban todos esos seres queridos que ya nos han dejado, en que los fines de semana nos llevaban a la cancha del Ferroviario a mirar los partidos de Basquetbol, donde siempre el equipo de mi mamá ganaba, en que celebrábamos los bautizos y cumpleaños de mis muñecas con mis hermanos alrededor de un rico queque que nos hacia mi mamá, en que todo alcanzaba y que nada faltaba. ¿ Como volver al pasado ? y ser feliz con aquellas cosas tan simples pero que significaron tanto en la mente de una niña de 4 años que le ha sido imposible olvidar después de tantos años.

Como olvidar las parras, los duraznos, las higueras, los ciruelos, los patos, los gallos, las gallinas, las ovejitas, los cabritos, la casona de adobe, la pileta donde nos metíamos en las tardes de verano, el pan amasado, los almuerzos familiares, las salidas de fin de semana a la casa de mis otros abuelos, las empanadas, el horno de barro, los membrillos, los paseos en victoria, el rió, el matadero, la estación de Quillota, los carros de señales donde veía a mi papá pasar, los trenes, los durmientes, la cancha del Ferroviario, las barreras, en fin nunca lo olvidare lo sé, porque fueron parte de mi vida, esa vida de mi niñez donde dormía acurrucada en los brazos de mi padre.


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