martes, agosto 28, 2007

Cómo he cambiado....

A veces la vida te enseña a ir valorando pequeñas cosas que en otras épocas de tu vida no le dabas la importancia que ellas tenían, pero... a medida que van pasando los años o que vas madurando esas pequeñas cosas se van transformando en grandes cosas y muy importantes.

Por que digo esto, simplemente porque como a todos, en mi juventud lo único que era importante para mí, era yo, yo, yo, y por supuesto yo, esto incluía amigos, pololos, fiestas, etc..., y aunque eran pocos los permisos que tenia para salir y nula autorización para pololear, siempre me las arreglaba para hacerlo. Muchas veces cuando llegaba a casa veía a mi mamá esperándonos, a mí y a mis hermanos, cuando yo me acostaba ella seguía allí haciendo como que veía televisión para no irse a acostar y así poder esperar a que llegaran mis hermanos, aunque esta espera durase hasta la mañana siguiente. Demás esta decir que en aquella época era poco lo que conversabamos de temas tales como lo que me estaba pasando a mi o lo que podría estar sintiendo ella, era bastante egoísta por decir lo menos. Si la amaba mucho, pero como todo joven pensaba que ella era anticuada, que no me entendía, y ¿cómo me iba a entender si yo le contaba poco y nada de lo que me pasaba?, y aunque la amaba mucho, solo quería vivir mi vida.

Bueno ahora, los tiempos han cambiado, he madurado o mejor dicho la vida me ha hecho cambiar, tal vez el ser madre, el tener mas años, en fin podrían ser muchos los motivos de mi cambio, pero hoy por hoy, me doy cuenta de cuan egoísta fui con mi madre, pienso que ella debió sufrir mucho por mis actitudes, ahora lo sé porque con mis princesas tenemos esa complicidad de madre-amiga e hijas que yo nunca le dí la oportunidad de tener a mi madre conmigo, tal vez fue el tiempo que nos toco vivir, en fin, no voy a buscar justificaciones que ya no tienen, solo que ahora que ellos (entiendanse mis padres) ya están mayores, no pasa un día de mi vida sin que pase a verlos o cuando no puedo pasar de llamarlos por teléfono, de ir los fines de semana a pasar el día a nuestra casa (la casa de mis padres es nuestra casa), de pasar las fiestas con ellos, de entristecerme cuando las navidades o los años nuevos no puedo ir hacia mis padres, porque esta mi esposo y tengo que pasarla en mi casa con mis hijos.

Me encantan esas largas charlas de madre e hija que hoy tenemos, a veces solo conversamos de problemas, de enfermedades, de los niños, de mis hermanos y hasta de comedias y noticias, pero sea cual sea el tema, me encanta estar allá, si quién me lo iba a decir cuando a los 18 solo quería salir de casa, ahora solo quiero estar allá. Sentarme en la cama donde reposa mi padre o acostarme a su lado y dormirme en un abrir y cerrar de ojos, por supuesto que haciendo lo que me gusta a mi, soñando con príncipes y princesas de mis cuentos de niñez, de esos que me contaba mi madre para hacerme dormir cuando en las noches de invierno, los truenos y relámpagos me hacían despertar llorando, y mi madre corría hacia mi para acurrucarme entre sus brazos y contarme despacito un cuento donde siempre la princesa se casaba con el príncipe y eran felices para toda la vida.

De aquella época solo queda el miedo que me dan los truenos y relámpagos, bueno en realidad no es miedo sino que pánico, porque ya aprendí que los sueños de princesas y príncipes solo están en los cuentos de mi niñez.

Un poema para mi madre:

Quisiera decirte muchas cosas,
pero me faltan y me sobran palabras,
me falta tu sonrisa de cada mañana,
tu mirada al comenzar del día,
tus labios cuando me susurraban palabras,
tus gestos que hacían que te adorara,
tus defectos y manías que me encantaban,
tus sueños por los que luchabas,
tus errores y fracasos de los que te levantabas,
tus lágrimas que hacían que te enterraras en tus recuerdos,
y de esto y mas te encargabas.

Pero la realidad
es que me sobra amor para darte,
para besarte, acariciarte,
tocarte y amarte,
pero hoy me desperté
con una sola y verdadera realidad,
hoy ya no vivo contigo,
nos separan muchas cuadras
y a veces también las palabras,
pero...
tu sabes que te Amo.

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