Me acostumbré a tus palabras,
Me acostumbré a tus ojos tristes,
a tu voz con distancia,
a tu caricia contenida.
Al todo o nada
y nada y todo.
Me acostumbré a jugarme la vida
en una palabra
sin saber de mi misma,
a preguntarle a mi corazón
sin saber si consentía.
Me acostumbré a tu ternura,
a tu sonrisa
y a tu silencio.
Me he acostumbrado a amarte,
más que a pensar,
a expresar,
sin saber que pasará.
Me acostumbré a las cláusulas de una letra
echar de menos las noches,
que jamás he conocido,
de la vidas que jamás viví.
A pesar de la costumbre
buena o mala,
simplemente pienso en tí.
No hay comentarios:
Publicar un comentario